Descendientes de isleños en Cuba
Raúl García Álvarez
La mayoría de la población cubana vive orgullosa de llevar un apellido isleño, descendiente de los primeros canarios que llegaron a la Mayor de las Antillas en el siglo XVII.
El cronista Manuel Hernández, en su estudio Isleños en Cuba, estima que después de 1882 arribaron al continente americano más de tres millones y medio de españoles, de los cuales un tercio fue acogido por la Isla caribeña.
La mayoría se estableció en el territorio habanero, mientras otros decidieron buscar fortuna en la región central, en especial en las zonas tabacaleras (Remedios, Santa Clara y Sancti Spíritus).
En la zona más oriental la presencia canaria fue escasa, con excepción de Camagüey (antigua Puerto Príncipe, villa fundada en 1514 por los españoles), donde benefició el desarrollo ganadero.
Datos de la época revelan además que, en la primera mitad del XVIII, cerca del 50 por ciento de los colonizadores provenían de las islas españolas. Entre 1913 y 1914 Cuba acogía a más del 85 por ciento de quienes salieron por el puerto de La Palma.
Los emigrantes se convirtieron, en primera instancia, en el motor impulsor del desarrollo tabacalero y posteriormente de la industria azucarera.
Tienen en su historial ser promotores de la fundación de Matanzas (1693), Sagua, San Carlos de Nuevitas, Manzanillo y Santiago de las Vegas.
Para los estudiosos, el canario se integra a las labores agrícolas y crea el arquetipo cultural del "guajiro", vocablo usado para llamar a los campesinos en Cuba.
Los "guanches", gentilicio que se generalizaría para denominar a los pobladores de las Islas Canarias, llegaron a América con su devoción a la Virgen de la Candelaria, surgida en Tenerife en el siglo XIV, y sus tradiciones.
Mientras ellos se denominaban con acuerdo a donde procedían: canarii o canarios, de la Gran Canaria; gomeros, de La Gomera; maxos o majoreros, de Fuerteventura; bimbaches, de El Hierro; benahoaritas o auaitas, de La Palma.
Entre ellos, principalmente adultos, se revela un alto porcentaje de iletrados o con baja escolaridad, que viajaban en busca de una salida socioeconómica al mal endémico de crisis agrícola del terruño natal.
Es muy notable la influencia en la cultura cubana, especialmente en la décima campesina, la improvisación, el repentismo (punto guajiro), parrandas y guateques.
De descendencia canaria son importantes personalidades: nuestro Héroe Nacional José Martí (por parte de su madre, Leonor Pérez), la poetisa Luisa Pérez de Zambrana, el pianista y compositor Ernesto Lecuona y José Miguel Pérez, secretario fundador del Primer Partido Comunista de Cuba en 1925.
Actualmente la mayor cantidad de descendientes y de isleños natos podemos encontrarlos en la zona central del país, principalmente en la población de Cabaiguán, Taguasco y Zaza del Medio, en la provincia de Sancti Spíritus.
Cabaiguán fue uno de los lugares apetecibles para la emigración por las tierras y el progreso que llegó con la inauguración del ferrocarril central a inicios del siglo pasado.
Por estas razones hoy el 80 por ciento de los habitantes de este municipio espirituano son fundamentalmente de origen canario.
Danza isleña
En Cuba la danza isleña, durante los primeros años del siglo XX, resumió en su esencia la nostalgia por la tierra canaria.
La Danza Isleña de Taguasco fue creada en octubre de 1917, en la Zona de los Limpios por el inmigrante Manuel Pérez Sánchez "Marrano".
Es una de las dos agrupaciones portadoras de las tradiciones danzarías canarias en la provincia espirituana y única de su tipo en el país.
Los ataviados artistas ?"hombres y mujeres- se hacen acompañar por una banda de música formada por acordeón, bombo, redoblantes, platillos, trompetas y panderetas, entre otros instrumentos tradicionales.
En sus inicios presentó características guerreras, y ese estilo marcial trascendió y llegó hasta la actualidad.
Los cabaiguanenses también conservan las tradiciones de sus antepasados como muestra de la fusión cultural: la Danza Portadora de Pozas.
El nombre indica que este pequeño barrio sirvió de asiento a sus nacionales, quienes se dedicaron a los trabajos más rudos de la cosecha tabacalera.
Esta agrupación artística fue creada por José Garcés (1933) para estar presente en las festividades de Santa Lucía al concluir la cosecha tabacalera; según la prensa de la época, la sonoridad isleña impresionó.
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