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GARAL-CUBA

Sancti Spiritus, historias y leyendas entre muros centenarios

Sancti Spiritus, historias y leyendas entre muros centenarios

 

La construcción más antigua de esta villa fundada en 1514, la Iglesia Parroquial Mayor –Monumento Nacional-, guarda entre sus añejos muros numerosas leyendas que se entrelazan con la realidad.

Situada en el corazón del Centro Histórico Urbano de Sancti Spíritus

el templo tiene el privilegio de contar con un arco que separa la nave del presbiterio, considerado el único de su tipo en el país.

 EL FAMOSO GALLO DE ORO

 Don Pedro Pérez de Corcha (1591-1681) donó a la Iglesia Mayor o Templo del Espíritu Santo un gallo de oro, situado como adorno en el altar mayor y años después, en 1665, robado por los piratas, junto a otros ornamentos, cuando asaltaron la villa del Espíritu Santo.

El robo fue perpetrado por una banda de piratas dirigida por el francés Pedro Legrand quien saqueó a Sancti Spíritus, arrasó con los ornamentos y vasos sagrados de la iglesia y quemó los archivos.

Es calificada como la primara incursión de los piratas en esta ciudad al centro de la isla, ocurrida en las Navidades de 1665, por lo que halló desprevenida a su población.

Sólo otros dos ataques se atrevieron a realizar los piratas, quienes fueron rechazados por una población a la defensiva.

La última reconstrucción del templo fue concluida el 7 de octubre de 1680 –tal como se halla en la actualidad-. Su edificación demoró 60 años.

El Capitán Pérez de Corcha, en esta última remodelación, hizo edificar la Capilla del Rosario, donde un año más tarde fue enterrado.

De acuerdo con uno de los historiadores espirituanos más reconocidos, Segundo Marín García, se mezcla lo real y lo novelesco en cuanto a la procedencia del dinero usado en la edificación de esa nave al existir dos versiones.

Una afirma que el Cacique de Magón (comarca india), agradecido por el trato recibido por parte de los antecesores de Pérez de Corcha legó su tesoro, al morir, a sus supuestos protectores; la otra asegura que este hombre –vivió 90 años- heredó los bienes del Cacique, “porque era descendiente de este por línea materna”.

Algunos textos indican que el famoso gallo de oro fue quizás una paloma, símbolo del Espíritu Santo, nombre con el que se erigió esta villa, a unos 350 kilómetros al este de la capital del país.

 OTRORA LA TORRE MÁS ALTA DE CUBA

 Se conoce que la torre no fue construida al mismo tiempo que la edificación y ha trascendido, por diferentes investigaciones, que en 1819 durante la segunda visita que hiciera el Obispo Espada y Landa a la parroquial aprobó un diseño presentado y modificado más adelante por el para concluir la torre.

La labor le fue asignada al maestro Domingo Valverde y en el mismo año quedó terminada la obra, con una cúpula que se aseguró en aquel entonces era la más alta de Cuba.

Asediada varias veces por intempestivas descargas eléctricas la torre presentaba un estado deplorable, por lo que el 1 de octubre de 1849 se le retiró el pararrayos y un año más tarde se demolió la alta cúpula y se construyó la que la remata en la actualidad, más baja que la anterior.

Se ha dicho que la Iglesia Mayor tiene su planta casi idéntica a la Iglesia Parroquial mudéjar de Villa de Alcor (Huelva, España).

TRES RELOJES

De acuerdo con datos consultados, en la torre han existido tres relojes públicos, uno de ellos inglés.

Hacia 1771 el Prebistero espirituano Don Luis Sorí, entonces cura y vicario de Trinidad, anunció que de Inglaterra había arribado un excelente reloj con destino a Cartagena de Indias, oportunidad que aprovecharon en la villa y se adquirió para su parroquial.

Ese mismo año se fundió e instaló una de las campanas más antiguas, la otra se fabricó en 1850.

Entre 1849 y 1850 se sitúa un nuevo reloj, por el deterioro del anterior.

En julio de 1908 llegó al puerto de Tunas de Zaza, a bordo del vapor La Champagne, un reloj procedente de Francia, para uso público de la torre de la Iglesia Mayor.

Fue instalado por el Señor Arturo Muzelle, a un costo de 371 pesos el 22 de agosto de 1908 y se asegura es el actual.

CAPILLA DE LA HUMILDAD Y PACIENCIA

Esta capilla debe su nombre a la imagen de un Cristo colocada en el altar de la misma, que se cuenta fue obra de un incógnito peregrino que visitó la Iglesia Mayor en 1698 y desapareció –una vez terminada la escultura- de la misma forma misteriosa en que llegó.

El peregrino se encerró en la capilla para hacer su obra artística alrededor de un mes y todo ese tiempo la capilla estuvo cubierta por un tupido velo que impedía el acceso a los feligreses.

Como para hacer aún más misterioso el relato, la leyenda plantea que “una noche tempestuosa, de intenso viento, lluvia y descargas eléctricas, fue la última que pasó allí”.

A la mañana siguiente había desaparecido el peregrino, pero la escultura religiosa quedaría allí para siempre.  

 EL JUGUETÓN GÜIJE

 Dicen que el güije es un negrito juguetón, tan negro como el azabache, que retoza en las aguas de los ríos y sale en la oscuridad a asustar a quienes osan vagabundear a altas horas de la noche por esos lugares.

Y de este modo también aparece donde menos se le espera y hay quien cuenta que un güije deambula por un túnel que sale desde el presbiterio de la Iglesia Mayor.

Según la leyenda un túnel subterráneo conducía de los charcos profundos del río Yayabo, que le da nombre a esta ciudad, y por él andaba inquieto en los días de Semana Santa y otros festejos religiosos el pequeño güije.

 

Descendientes de isleños en Cuba

Descendientes de isleños en Cuba

 

Raúl García Álvarez

 

La mayoría de la población cubana vive orgullosa de llevar un apellido isleño, descendiente de los primeros canarios que llegaron a la Mayor de las Antillas en el siglo XVII.

El cronista Manuel Hernández, en su estudio Isleños en Cuba, estima que después de 1882 arribaron al continente americano más de tres millones y medio de españoles, de los cuales un tercio fue acogido por la Isla caribeña.

La mayoría se estableció en el territorio habanero, mientras otros decidieron buscar fortuna en la región central, en especial en las zonas tabacaleras (Remedios, Santa Clara y Sancti Spíritus).

En la zona más oriental la presencia canaria fue escasa, con excepción de Camagüey (antigua Puerto Príncipe, villa fundada en 1514 por los españoles), donde benefició el desarrollo ganadero.

Datos de la época revelan además que, en la primera mitad del XVIII, cerca del 50 por ciento de los colonizadores provenían de las islas españolas. Entre 1913 y 1914 Cuba acogía a más del 85 por ciento de quienes salieron por el puerto de La Palma.

Los emigrantes se convirtieron, en primera instancia, en el motor impulsor del desarrollo tabacalero y posteriormente de la industria azucarera.

Tienen en su historial ser promotores de la fundación de Matanzas (1693), Sagua, San Carlos de Nuevitas, Manzanillo y Santiago de las Vegas.

Para los estudiosos, el canario se integra a las labores agrícolas y crea el arquetipo cultural del "guajiro", vocablo usado para llamar a los campesinos en Cuba.

Los "guanches", gentilicio que se generalizaría para denominar a los pobladores de las Islas Canarias, llegaron a América con su devoción a la Virgen de la Candelaria, surgida en Tenerife en el siglo XIV, y sus tradiciones.

Mientras ellos se denominaban con acuerdo a donde procedían: canarii o canarios, de la Gran Canaria; gomeros, de La Gomera; maxos o majoreros, de Fuerteventura; bimbaches, de El Hierro; benahoaritas o auaitas, de La Palma.

Entre ellos, principalmente adultos, se revela un alto porcentaje de iletrados o con baja escolaridad, que viajaban en busca de una salida socioeconómica al mal endémico de crisis agrícola del terruño natal.

Es muy notable la influencia en la cultura cubana, especialmente en la décima campesina, la improvisación, el repentismo (punto guajiro), parrandas y guateques.

De descendencia canaria son importantes personalidades: nuestro Héroe Nacional José Martí (por parte de su madre, Leonor Pérez), la poetisa Luisa Pérez de Zambrana, el pianista y compositor Ernesto Lecuona y José Miguel Pérez, secretario fundador del Primer Partido Comunista de Cuba en 1925.

Actualmente la mayor cantidad de descendientes y de isleños natos podemos encontrarlos en la zona central del país, principalmente en la población de Cabaiguán, Taguasco y Zaza del Medio, en la provincia de Sancti Spíritus.

Cabaiguán fue uno de los lugares apetecibles para la emigración por las tierras y el progreso que llegó con la inauguración del ferrocarril central a inicios del siglo pasado.

Por estas razones hoy el 80 por ciento de los habitantes de este municipio espirituano son fundamentalmente de origen canario.

Danza isleña

En Cuba la danza isleña, durante los primeros años del siglo XX, resumió en su esencia la nostalgia por la tierra canaria.

La Danza Isleña de Taguasco fue creada en octubre de 1917, en la Zona de los Limpios por el inmigrante Manuel Pérez Sánchez "Marrano".

Es una de las dos agrupaciones portadoras de las tradiciones danzarías canarias en la provincia espirituana y única de su tipo en el país.

Los ataviados artistas ?"hombres y mujeres- se hacen acompañar por una banda de música formada por acordeón, bombo, redoblantes, platillos, trompetas y panderetas, entre otros instrumentos tradicionales.

En sus inicios presentó características guerreras, y ese estilo marcial trascendió y llegó hasta la actualidad.

Los cabaiguanenses también conservan las tradiciones de sus antepasados como muestra de la fusión cultural: la Danza Portadora de Pozas.

El nombre indica que este pequeño barrio sirvió de asiento a sus nacionales, quienes se dedicaron a los trabajos más rudos de la cosecha tabacalera.

Esta agrupación artística fue creada por José Garcés (1933) para estar presente en las festividades de Santa Lucía al concluir la cosecha tabacalera; según la prensa de la época, la sonoridad isleña impresionó.

Mural aborigen a cielo abierto en Cuba

Por Raúl García Alvarez

Sancti Spiritus, Cuba, 16 oct (PL) Las únicas imágenes grabadas por los indios cubanos a cielo abierto se encuentran en el farallón La Virtud, en las alturas de Banao, al 360 kilómetros al este de La Habana.

Alejandro Romero Emperador, presidente de la Asociación Espeleológica de Cuba, aseguró a Prensa Latina que en los petroglifos, imágenes punteadas sobre piedra, está grabado el momento de la aparición de los españoles.

El también delegado de la Fundación de la Naturaleza y el Hombre Antonio Núñez Jiménez, precisó que en ese mural, de arte rupestre, se revelan sus concepciones mágico-religiosas, evidenciadas con la pintura de unas pequeñas caras ovaladas y una cruz.

En cuevas de cayo Caguanes y Punta Judas, en el Parque Nacional Caguanes, Reserva de la Biosfera Buenavista, esas manifestaciones se aprecian con mayor profundidad en pictografías en rojo y negro, afirma el investigador.

Mientras en la cueva La Jía o María Teresa, en la zona de Trinidad se han descubierto trazos de la cara de un conquistador, en cayo Ensancho, norte de Villa Clara, en la caverna Las Caretas, se pueden apreciar dibujos similares que delinean a los españoles.

En la actualidad miembros del grupo espeleológico SAMA de Sancti Spíritus investiga otro farallón en una zona intrincada del Escambray, donde han sido reportados nuevos petroglifos.

Para Romero Emperador, el Arte Rupestre constituye un valioso legado científico-artístico, testimonio de una cultura material, costumbres e imágenes de su vida, la historia evolutivo del indio cubano.

Gabino: Gulliver de ébano, el último esclavo

Gabino: Gulliver de ébano, el último esclavo

 

 

 

 

Por Raúl García Álvarez

 

Sancti Spiritus.- Gabino, un esclavo, color ébano, cuyas manos y pies tenían la dureza de la corteza de un quiebrahacha (palo de monte de extrema dureza) es nuestro Gulliver.

Es un Gabino distinto, sin alhajas, ni notoriedad de realeza, ni nativo de Gabio, zona de la antigua Roma, ni pariente de San Gabino padre de San Susana, familia del papa San Cayo (283-296).

Evocaba su aldea, pero sin nombre; era muy niño cuando jugaba entre “árboles inmensos que las personas no podían abarcar, los animales comían en sus manos y las aves se posaban junto a sus pies”.

Tenía ojos grandes, una mirada perdida en el tiempo, mente hecha para obedecer, un día fue “cazado y montado en un gran galeón junto a su familia y otros de su caserío junto a un río inmenso, la otra orilla no se veía”.

Gabino no distinguía el azul del verde, ni la noche del día, pero si sabía decir que el látigo le había surcado el cuerpo y las ofensas lacerado su espíritu.

No sabía distinguir entre mi amo y el blanco amigo pues nunca dejó de hacer la reverencia, para este último tenía un diminutivo “amito” o “mi´hijito”.

Nuestro ébano era alto, fuerte, brazos que llegaban más allá de la cintura, no había talla de zapatos para sus pies que siempre estuvieron desnudos.

Su último suplicio lo vivió al este de Sancti Spiritus, en una hacienda donde el mayoral era conocido por Pepe el isleño -procedía de La Palma, Islas Canarias-, aunque decían era de La Gomera.

A Gabino estaban destinadas las tareas más fuertes bajo el intenso sol tropical, la lluvia o el sereno.

Mal vivía en una covacha al fondo de la casa principal. Para amortiguar el cansancio de las duras faenas –nunca tuvo sábados o domingos-, tenía un gran tronco de cedro y un taburete medio destruido.

Sus amigos más fieles fueron un machete, un hacha y un perro llamado Campana que dormía debajo de la parihuela, por colchón tenía hierba cubierta por un saco de yute de azúcar.

De hablar extremadamente pausado y gestos torpes dado su corpachón, tenía un ademán: tratar de matar las moscas que se le posaban en el rostro carcomido, escamoso, sin perder el brillo azabache.

Nunca recordó cómo llegó a este punto de la geografía cubana y ya en el ocaso de su vida, con más de un siglo de existencia, sus grandes ojos vieron en penumbra la ciudad de Sancti Spiritus, sus calles, casas, edificio, las personas.

Fue un viaje de rescate para llegar al Asilo de la villa fundada en 1514 por los españoles, a 350 kilómetros al este de La Habana, donde todos lo recuerdan como el Gulliver de ébano de más de 120 años.

Allí en ese hogar vivió sus últimos 10 años. Fue un período de felicidad después de más de un siglo de sufrimiento y dolor. A fines de la década de los 70 dijo adiós entre personas que lo supieron querer.

 

                        “YO SER CONGO”…

 

“Yo ser congo”, afirmaba una o otra vez que se le preguntaba por su iniciación en la vida.

El recuerdo del gran cauce pudo ser el río Congo, que con sus afluentes suma más de 14 mil kilómetros navegables. Se ensancha, 25 kilómetros entre las orillas, en el llamado Pool Malebo.

El escritor inglés de origen polaco, Joseph Conrad (1857-1921), en su novela El corazón de las tinieblas (1902), afirma que es “semejante a una inmensa serpiente desenrollada, con su cabeza en el mar, su cuerpo en descanso sobre una amplia región, y su cola perdida en las profundidades de la tierra".

Gabino es parte de la triste historia asociada al Congo, tierra de migraciones de raptos (siglo XVI) de hombres y mujeres para trabajar en régimen de esclavitud en América, llevados por inescrupulosos traficantes de seres humanos.

Según estudios, en la etapa de la esclavitud entraron a Cuba más de un millón 300 mil negros traídos de diferentes zonas de África, en especial del área subsahariana.

Pertenecían a diferentes etnias: lucumí, carabalí, congo, ganga, mina, entre otras, destinados a la industria azucarera y cafetalera.

Venían acompañados de su idioma, acervo cultural, que con lo hispano dio origen a la nacionalidad cubana.

De ese complejo proceso de transculturación quedan en Cuba huellas materiales e inmateriales, testigos de una época: antiguos ingenios, cafetales, barracones, y otras instalaciones de campo.

Para el investigador e historiador trinitario Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara con la llegada de los conquistadores españoles la población indígena cubana fue sometida a la esclavitud, dando paso a la importación de negros africanos.

Este hecho es ratificado en el Manual de Historia de Cuba de Ramiro Guerra: a pocos años del descubrimiento de Cuba por Cristóbal Colón (1492) el colonizador exterminó muy rápido a los aborígenes.

En la región central de Cuba (Sancti Spíritus y Trinidad) cuando se reportaron sublevaciones en 1533, 1538 y 1616, se describe que fue apoyada por negros libres, cimarrones y yucatecos radicados en la zona.

El historiador de Trinidad aseguró a Prensa Latina que los hacendados criollos preferían “al africano, por su fortaleza para el trabajo, capaz de soportar el castigo más fuerte”.

Eran trasladados en las bodegas de barcos, hacinados, en un viaje “al nuevo mundo” que podía durar casi seis meses o “una eternidad”, porque muchos morían víctimas de enfermedades, hambre o sed, opinó.

 

Valle de los Ingenios: emporio azucarero cubano

Valle de los Ingenios: emporio azucarero cubano

 

Por Raúl García Álvarez

 

   En el Valle de San Luis, planicie de árboles, plantíos, veredas y ríos, junto al macizo de Guamuhaya en el centro-sur de Cuba, la población indígena vivió, cultivó la tierra y dejó su impronta en la lucha contra los conquistadores españoles.

   Este escenario natural de cerca de 300 kilómetros cuadrados, ubicado al sur de la central provincia de Sancti Spiritus, logró notoriedad internacional el 8 de diciembre de 1988, cuando fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

   El sitio, ejemplo eminente de un período histórico relevante y de un hábitat humano tradicional, fue denominado Valle de los Ingenios y en la actualidad conserva las ruinas de unos 12 trapiches, centros procesadores de azúcar de los siglos XVII, XVIII y XIX.

   Las investigaciones de equipos nacionales e internacionales han puesto al descubierto campanarios, maquinarias tradicionales, barracas, medios de trabajo, así como el costo del sufrimiento de los esclavos africanos en las plantaciones de caña.

   Están presentes huellas de las culturas aborígenes, la arquitectura colonial y las guerras de independencia de finales de 1900.

  

ALTA PRODUCCIÓN DE AZÚCAR

  

   Los habitantes de la villa de Trinidad -también ostenta el título de la UNESCO-, fueron favorecidos con la estrategia de convertir el valle en el asentamiento de pequeñas instalaciones para producir azúcar mascabada.

Se construyeron pequeños ingenios que a mediados del siglo XIX llegaron a enviar para España cerca de un millón de arrobas de azúcar, afirmó el historiador Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara.

El desarrollo de las plantaciones cañeras y su ulterior procesamiento se debe a la llegada –a mediados del siglo XVII- de emigrantes españoles de Jamaica, aportando los primeros capitales para su extensión.

   Relata que en Trinidad “el azúcar aparece tarde”, las primeras noticias se tienen en 1663.

   En investigaciones realizadas por Zerquera y Fernández de Lara en los Archivos de Indias, España, constató que existe un acta de un juicio por contrabando en la villa, donde se señalan distintas confiscaciones.

   Entre los encartados –indica- está el Teniente Gobernador de la localidad, Juan Delgado, propietario de un ingenio a media legua de Trinidad, con siete plantíos de caña y productor de miel.

   Aclaró que cuando Delgado marchó a España vendió el trapiche Santísimo Sacramento a Antonio Pablo Vélez.

   Narra que el número de fábricas del dulce producto se conoce con mayor exactitud en “1754 cuando el obispo Morell de Santa Cruz, visita la villa y comenta que tiene 25”.  

   Dos años después, según un documento de la Sección Once, Cuba, de los Archivos de Indias, hay un legajo que viene un patrón de Trinidad con 32 centrales, sus propietarios, instalaciones y número de esclavos, aclara el historiador.

   Es así como el valle se va transformando en un emporio de riqueza para tener 41 fábricas en 1790, y en la mitad del siglo XIX se mencionaban 48, con una producción de ocho mil toneladas métricas de azúcar. 

   El intelectual cubano Manuel Moreno Fraginal, en su obra El Ingenio, revela, que a fines del siglo XVII se producían en el valle 700 toneladas métricas de azúcar y mil barriles de aguardiente.

   Advierte el historiador que en algunos documentos de época se habla de 57 trapiches, pero –aclara- en esa cifra se incluyen nueve instalaciones pequeñas para elaborar raspadura y miel.

 

MANO ESCLAVA Y MODERNIZACIÓN

  

  El “boom azucarero”, comenta Zerquera y Fernández de Lara, sintetizó el proceso de la naciente nación cubana. La colonización trataba de consolidar su poder, mientras los primeros nacionales buscan su reconocimiento dentro la sociedad.

   La mano esclava fue el sustento de esa incipiente industria, entre 200 y 300 “negros africanos eran la dote de los trapiches”. Hombres y mujeres que mal vivían en barracones y trabajaban de sol a sol.

   Muchos de esos hombres desterrados y explotados, afirma, se rebelaron y se unieron a las fuerzas mambisas para luchas contra los colonizadores españoles a finales del siglo XIX.

   Ese despertar también está muy vinculado a los aportes de la modernización de la industria local y la introducción en 1856 del ferrocarril, mucho más temprano que en algunos países de América.

   Las cajas o bocoyes de azúcar concentrada eran trasladados desde Magua, un paradero dentro del valle, hasta el puerto de Casilda donde eran embarcadas.

   Diversos factores dieron al traste con la producción de crudo, agrega el intelectual, la extracción de azúcar de remolacha que abarató los precios, la crisis económica mundial de 1857 y el inicio de la Guerra de Independencia en 1868.

En la actualidad el valle conserva ese tesoro agroindustrial en las haciendas de Buena Vista, Guáimaro, Manaca-Iznaga, la Pastora, San Isidro, Delicias, Magua, Guinía de Soto, Algaba, Guhachinango, entre otras.

Cada objeto, vivienda o un añejo trapiche es parte de un conjunto hombre-naturaleza, en armonía con la hermosura del valle que se integra a ese gran derrotero natural que es Cuba.

Arte rupestre revela culto y magia de aborígenes cubanos

Arte rupestre revela culto y magia de aborígenes cubanos

 

Por Raúl García Álvarez

Sancti Spiritus.- El arte rupestre practicado por los aborígenes en esta central provincia cubana continúa revelando formas de vida, culto, magia y la evolución de las comunidades primitivas, aseguró hoy el investigador Luís Olmo Jaz.

El miembro del grupo espeleológico SAMA de este territorio, a 350 kilómetros al este de La Habana, afirmó que la interrelación hombre-vida está expuesta en los petroglifos creados en las entrañas de las cavernas de forma rudimentaria.

Esas evidencias, y las del encuentro entre el aborigen y el conquistador, están presentes en cuevas del Parque Caguanes, donde esta la Bahía de Buena Vista, declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como Reserva de la Biosfera.

Olmo Jaz explica que en la caverna de los Cuchillos, en Cayo Salinas, uno de los 10 islotes del grupo insular cayos de Piedra, existen seis pictografías de figuras abstractas o geométricas, algunas parecidas a una tela de araña.

Estas obras, añadió, fueron descubiertas a fines del siglo XX y dejaron latente el encuentro de dos culturas precolombinas, añadió.

Otro lugar, con 12 pictografías en rojo y negro, y con una historia de tristeza es la cueva de los Niños, que debe su nombre al descubrimiento en 1941 de un entierro colectivo de 13 infantes aborígenes, puntualizó.

En la gruta de Los Chivos existen nueve pictografías, mientras en la Grande de Judas hay 23 y un petroglifo. Algunos de los trazos tienen cierto parecido a un murciélago, indicó el experto.

En la galería Guayarúes o la Guinea existen 25 expresiones de arte parietal, 15 pictografías negras y 10 petroglifos y es considerado uno de los sitios con más manifestaciones de arte rupestre en el norte espirituano.

Las pictografía en la cueva del Pirata, con una extensión de mil 247 metros, están en el salón de los Brillantes, en su parte más oscura.

El emporio arqueológico de la zona de Caguanes, uno de los más importantes de Cuba, puntualiza Olmo Jaz, es un derrotero de aportes al conocimiento de nuestros antepasados.

Cuba: Paciencia china en la nacionalidad

Cuba: Paciencia china en la nacionalidad

Por Raúl I. García Alvarez

La nacionalidad cubana se nutrió del saber de quienes primero conquistaron y colonizaron la isla, y después de los emigrantes blancos, negros, chinos y de otras minorías.

En esta ocasión se tratará sobre la última emigración del siglo XIX, la asiática, convertida en “asalariada” y explotada igual o más que la africana.

Después de la incumplida abolición de la trata de esclavos negros por Inglaterra y Estados Unidos (1807), la inmigración china fue la mejor sustituta de mano de obra que llegó a Cuba.

Según datos aportados por el Historiador de La Trinidad, Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara (1926-2009), los primeros provenían de Filipinas -conocidos por chinos manila.

Al decir del ilustrado la mayoría eran personas incultas, pero muy relacionadas con la comunicación y las costumbres españolas, aporte relevante al mercado de trabajo que aventajaba la adquisición de otros emigrantes.

Según datos históricos, entre 1848 y 1860, entraron por el puerto de La Habana cerca de 60 mil culíes chinos, y dos lustros después ya sumaban más de 100 mil.

Con el apelativo de “culí” se designaba a los estibadores y trabajadores contratados con ninguna o escasa calificación de la India, China y otros países asiáticos.

Los primeros 200 culíes chinos llegaron a la rada habanera el 3 de junio de 1847 en el bergantín español Oquendo, provenientes del puerto de Amoy en Xiamen, Fujian, China.

Fernández de Lara, erudito, estudioso de los aportes de la emigración a la nacionalidad cubana afirmaba que la inteligencia, laboriosidad y constancia del asiático superaba con creces la rudeza del esclavo negro.

Los chinos -afirmaba- eran engañados, les ofrecían un pago de cuatro pesos cada 30 días, ropa, alimentación y alojamiento, pero desde que tocaban tierra los esperaban los barracones, y el látigo los asediaba.

Por más de tres décadas el maltrato y el engaño acompañó a la emigración asiática, lo que llevó a muchos al suicidio y a otros a unirse a las rebeliones de los cimarrones.

Impuesto de estos desmanes, el gobierno imperial chino envió en 1873 una comisión investigadora y un año después fue prohibida la contratación de culíes para las labores agrícolas.

Para esa época había en la Mayor de las Antillas más de 132 mil chinos, en su mayoría ya libres, dedicados al cultivo del tabaco y otras labores agrícolas, comerciales o realizando oficios manuales en sus hogares.

La sabiduría de la inmigración china está presente en la cocina y el idioma de Cuba y dio su contribución a las luchas de independencia y a la formación de la nacionalidad cubana.

En 1867 se fundó en La Habana la primera sociedad china, la Kit Yi Tong (La Unión), a la que siguen otras en el interior del país, con el fin de reunirse y ayudarse entre los paisanos del Celeste Imperio.

EN LAS LUCHAS INDEPENDENTISTAS

Los generales Calixto García e Ignacio Agramonte, y otros destacados jefes mambises, tuvieron batallones de soldados chinos.

En el libro Los chinos en las luchas por la liberación cubana (1847-1930), se afirma que la Batalla de las Guásimas, el combate más largo de la Guerra de los Diez Años, involucró tres mil soldados españoles contra mil 200 cubanos; de estos últimos, unos 500 eran chinos, entre ellos el valiente capitán Juan Sánchez (Lam Fu Kim), un veterano de las guerras Tai Ping en su país de origen.

Lucharon junto a los cubanos contra los colonizadores españoles y en 1870 un decreto del Presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, derogó los contratos firmados por los esclavistas.

Al Ejército de la zona central de Las Villas se incorporaron muchos combatientes chinos en la Guerra de 1868 y en la conocida como Guerra Chiquita.

En la zona de Sancti Spiritus se alzaron, con el General José Miguel Gómez, el chino José Bu, quien alcanzó el grado de Comandante, y el capitán Andrés Lima, quien peleó a las órdenes del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia.

Su participación en las guerras de liberación del siglo XIX fue evidente en la región central del país. Para demostrar el valor y su audacia el Generalísimo Máximo Gómez afirmó: “No hubo nunca un chino traidor o desertor”.

CHINOS EN SANCTI SPÍRITUS

En Sancti Spíritus, según avanzó el siglo XIX, fue adquiriendo cierta importancia la producción azucarera y, para 1859, la jurisdicción tenía 41 ingenios, de los cuales 18 poseían máquinas de vapor.

El censo de 1862 reportaba a 223 chinos en Sancti Spíritus, y otra fuente local refería que la población cobriza, incluyendo chinos y yucatecos, ascendía en 1867 a 315 y en 1872 a casi medio millar.

El periódico espirituano El Fénix, fechado en 1861, inserta en sus páginas algo calificado como inadmisible: la venta de un chino en mil 200 pesos, cuando por un negro apenas se ofrecían 30 ó 40 pesos.

Los ingenios de la jurisdicción espirituana les deparaban unas 14 horas de jornada, mala alimentación y pésimo alojamiento.

Documentos de 1869 narran sobre frecuentes muertes de chinos, y usualmente otros se fugaban. Si eran apresados iban para el Depósito de Cimarrones, en la Real Cárcel, hasta que los dueños los reclamaban, algo que sucedía con poca frecuencia.

El siglo XX reportó nuevas inmigraciones de chinos, y en Sancti Spíritus el número aumentó.

En 1908 fue inscripta la primera bodega en el Registro Mercantil. Era un pequeño local, a una cuadra del centro de la ciudad, muy pulcro y ordenado, donde sobresalía la buena atención del dueño.

Así, existieron en el municipio de Sancti Spíritus 25 establecimientos propiedad de chinos, de 1908 a 1918, tales como centros gastronómicos, tintorerías, bodegas, quincallas y tiendas de ropa.

El mencionado Registro refleja la existencia de 36 trenes de lavado de 1919 a 1923 y 47 bodegas de 1924 a 1933.

Los nombres de los negocios reflejaban la nostalgia: Cantón, República China, Joven China, Gran China, El Asiático y La Cantonesa.

Fundaron la Asociación Progresista de Chinos Republicanos y La Colonia China.

Esta población fue ascendiendo por nuevas inmigraciones posteriores a 1930, como demuestran los censos de 1919 y 1953.

En Cuba varias frases se vinculan con estos abnegados hombres y mujeres venidos desde tierras lejanas, tales como “No lo salva ni el médico chino” o “paciencia china”.

Tanto aquí, como en otras zonas del país, son muchos los que a la sangre africana y española unen otras tantas gotas de sangre china.

Cuba: Una legendaria ciudad desafía al tiempo

Cuba: Una legendaria ciudad desafía al tiempo

Por Mayra Pardillo Gómez

Sancti Spíritus, Cuba .- Ciudad legendaria, de bellas tradiciones y leyendas, la villa del Espíritu Santo se aproxima a su medio milenio de vida, acumulando historia, a la vez que desafía el inexorable paso del tiempo y aspira a emerger un día como Patrimonio de la Humanidad. Probablemente ningún espirituano desconozca que su ciudad fue fundada el 4 de junio de 1514 por Diego Velázquez de Cuéllar, convirtiéndose en la cuarta de las siete primeras villas asentadas por los conquistadores españoles en la Isla.

  Sin embargo, algunos pormenores de su existencia son menos conocidos e incluso otros casi desconocidos por la mayoría.

Hurgando en textos históricos sale a la luz que en el siglo XVI en Sancti Spíritus las construcciones eran de guano silvestre y tabla, como es el caso de la primera iglesia (en el mismo lugar que ocupa hoy la Iglesia Parroquial Mayor).

También estaban la sede del cabildo y las viviendas de los habitantes de mayor nivel económico y jerarquía social.

Este primigenio conjunto arquitectónico, por decirlo de algún modo, se alzaba alrededor de la Plaza Mayor, donde confluían las actividades más importantes de entonces, tanto sociales como políticas y culturales.

Durante más de un siglo la Plaza Mayor fue considerada el centro de desarrollo de la incipiente y bucólica urbe.

En el siglo XVII se conservaban algunas edificaciones de guano y tabla, aunque familias que ya acumulaban suficiente riqueza comienzan a levantar inmuebles con materiales constructivos más perdurables.

Las construcciones emplearon luego ladrillo, embarrado y tejas, mientras la ciudad mostraba sus calles sin árboles.

Diversos incendios causaron un devastador panorama y otro tanto provocó la tormenta de 1793, trayendo consigo la primera regulación urbanística de que se tenga conocimiento, en el marco municipal, la que prohibía erigir casas de guano en el centro de la localidad.

SURGE UNA BELLA CIUDAD 

Llega el siglo XIX y el centro original se mantiene con sus calles enrevesadas. No obstante, al ampliarlas tienden a ser rectas y se erradican las casas que se hallaban mal ubicadas, a la vez que se construye el moderno barrio de Pueblo Nuevo, de trazado regular.

Los cambios continúan y cuatro de las principales plazas de la villa se tornan más pequeñas cuando a las casas se les empiezan a adicionar portales en su alrededor.

Llega un nuevo adelanto: el alumbrado de gas; además, los inmuebles lucen hermosas verjas y techos de tejas rojas.

Es construido en 1831 el puente sobre el río Yayabo -nombre con el cual se conoce a esta ciudad- con vistas a ampliar los horizontes de la comunicación y el intercambio comercial.

Son empedradas varias calles, se construyó en 1863 el ferrocarril Tunas de Zaza-Sancti Spíritus y antes de concluir el siglo XIX el barrio de Colón exhibía una alameda.

Actualmente, en esta central ciudad, a unos 350 kilómetros al este de La Habana, se le da un gran impulso al remozamiento de fachadas de inmuebles estatales y residenciales.

Un arcoíris de colores tomó por asalto los frentes de añejas viviendas y de otras con muchos menos años.

Algunas calles han vuelto a lucir empedradas a inicios del 2012 y todo lo que se hace por el rescate patrimonial reviste gran importancia, porque dentro de dos años la ciudad arribará a sus 500 años de fundada.

HIP�"TESIS SOBRE SU TRASLADO 

De las riberas del Tuinucú es trasladado Sancti Spíritus o por entonces villa del Espíritu Santo en 1522 -ocho años después de su fundación- hasta las márgenes del Yayabo, donde quedó asentada por siempre.

Entre las hipótesis figuran que los pobladores estaban inconformes con la elección del sitio fundacional por hallarse demasiado lejos de la costa o porque les agradaban más las fértiles tierras bañadas por las aguas del río Yayabo.

Pero la localidad es un emporio de leyendas y una de ellas es la tradición recogida por Don Tadeo Martínez-Moles, la cual asegura que la causa estuvo dada por unas hormigas enormes o bibijaguas que le perforaban el ombligo a los recién nacidos, provocándoles la muerte.

Hipótesis, supuestos o leyendas, lo cierto es que el traslado ocurrió en la fecha mencionada.

APUNTES HIST�"RICOS 

Cabe al historiador espirituano Manuel Martínez-Moles el hecho de demostrar que la fundación de la villa aconteció en la primera mitad del año 1514 y no en 1515 ni tampoco en la segunda mitad de 1514, "como se había sostenido hasta entonces", según textos consultados.

Se sostiene que todo el proceso de asentamiento de los españoles en la villa les llevó desde abril hasta junio de 1514 y que la ceremonia fundacional debe haberse realizado el 4 de junio.

Con una historia revelada y aún por revelar, investigadores, historiadores y arqueólogos continúan insistentemente con la idea de descubrir los vestigios que permitan precisar el sitio fundacional de Sancti Spíritus.

Una nueva aspiración se une a la anterior: ser inscrita en la lista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y un día ser declarada Patrimonio de la Humanidad, condición que ostenta su hermana Trinidad, desde 1988.